La luz de la luna atraviesa la pequeña ventana del sanatorio mental e ilumina el corazón tatuado en la sudorosa espalda del enfermo de la cama 321 que con redonda y cursi letra dice: “ Por siempre nos amaremos, Lorena y Víctor“.
Todo aquel amor quedó tan atrás que ya nadie lo recuerda.
Un amor que empezó con cartitas y recados bajo la puerta. Flores y serenatas en el balcón que daban al jardín de Lorena.
Un romance que se asemejaba a la historia de Romeo y Julieta, por lo intenso, entre jazmines y gatos maullando bajo la luna, besos y apretones en los portales oscuros y solitarios de aquella antigua ciudad.
Un noviazgo de fabulosos obsequios que no dejaban de sorprender a la novia, delicados collares de plata y perlas, docenas de rosas cada semana, cenas exquisitas a la luz de las velas en la terraza de exóticos restaurantes.
La fiesta de compromiso se hizo en la casa del novio, familiares de ambos no faltaron para emocionarse detrás del beso y el brillo del anillo de diamantes que pusiera Víctor en el dedo de Lorena . Después el brindis con las copas de champagne francés .
Todo era perfecto, un paraíso de amor y felicidad, Una boda de cuento de princesas.
La novia bellísima, en su vestido blanco de encaje con una cola que arrastraba por metros sobre el pasillo central de la centenaria iglesia.
Las campanas redoblaban, la música suave flotaba entre los Ángeles de los Vitro de colores, las tías en sus fajas apretadas, lloraban emocionadas arruinando el rimel de las pestañas.
Las primorosas niñas detrás de los novios tirando pétalos de rosas contenidas en pequeñas canastas de satín rosado.
Los fotógrafos abriéndose paso entre la gente para ganar espacio y no perder los besos y la sonrisa de felicidad de los protagonistas de aquel día glorioso.
La luna de miel fue en una playa del Caribe. Víctor no tenia mas ojos que para Lorena, y Lorena no tenia mas ojos que para Víctor.
Pasados unos meses, aquella pasión no se agotaba, pero algo extraño sentía Lorena.
Ella dejo de trabajar en la boutique de su mamá no por gusto, ya que ella adoraba ese trabajo, mas bien fue por petición de Víctor.
Fue aquella la primera discusión matrimonial.
¿ Para que quieres trabajar si yo te proveo todo lo que necesitas?
Tu no necesitas ese trabajo y bien que se puede buscar una empleada tu madre.
Tu lugar esta en esta casa junto a tu marido.
Estos eran los argumentos que Víctor explayaba con exaltado tono.
Al principio el cambio fue sutil, incrementando de leve a desmedida la necesidad de saber que hacia Lorena, por parte de Víctor, a toda hora del día.
- Es que me ama mucho- , pensó Lorena.
El teléfono sonaba cada vez con mas frecuencia y del otro lado Víctor con su interrogatorio habitual,
¿ con quien estas amor?, ¿ que haces cielo? , ¿ vas a salir?
¿ a que hora regresas, corazón?
Otra vez te vas a ver con tus amigas... si ya las viste hace diez días
La cosa continuó con la prohibición de tomar la semanal clase de francés que Lorena hacia años venia tomando, por que el profesor tenía fama de Don Juan.
Nuevas reglas surgieron, como irse a hacer la manicure solamente si la acompañaba la empleada domestica.
No mas minifaldas ni escotes, Lorena podía vestirse seductoramente solo en la intimidad de la alcoba para Victor.
Poco a poco un invisible circulo fue confinando a Lorena entre las cuatro paredes de su casona.
Víctor parecía ver galanes y cuervos negros acechando a su Lorena en el jardín, en la calle, en el mercado, a toda hora y en cualquier momento.
Se tornó desconfiado y violento sin motivo alguno.
Un día mientras Lorena tomaba una ducha , Víctor vio reflejado en el espejo sobre la cómoda, la cama matrimonial, donde Lorena montada sobre un tipo, hacia el amor apasionadamente, mirándolo a él, Víctor, desde dentro del espejo, sonriéndole con descaro.
Ese fue el colmo de todos los colmos, una ira lo inundo por completo, los celos
lo segaron, tomó el arma que guardaba en el cajón con llave y con una fuerza súbita se dirigió al baño; tomo a Lorena de los pelos y desnuda la arrastró al cuarto, donde le empezó a dar de puñetazos, gritándole - puta, puta, mira lo que me has hecho, puta y más puta.-
Ella asustada y dolorida gritaba y pedía por ayuda mientras le contestaba, ¿ qué hice?,
¿qué te pasa Víctor, de qué hablas?
La puerta se abrió y apareció la empleada domestica ante los gritos desesperados de Lorena.
Víctor enajenado, tomó el arma y disparó a raja tabla sobre quien estaba en la puerta.
Cuando la policía llegó encontró a Víctor hecho una madeja en el piso, balanceándose de un lado a otro, sobre el charco de sangre de la empleada muerta.
Lorena, sin conocimiento, desnuda y magullada por los golpes yacía aun viva a un lado de la cama.
La casa y los bienes se vendieron.
Ella volvió a trabajar en la boutique con su madre, abriendo otra sucursal al otro lado de la ciudad,.
Regresó a las clases de francés con el profesor que más que ser un Don Juan es gay.
Ultimamente practica yoga y se fue de viaje a la Isla de Pascua con sus amigas en enero pasado.
Pocas son las cosas que Lorena conserva de su vida anterior.
Una de ellas es el espejo que tenía en su dormitorio.
Lorena hace el amor montada en su amante, se mira al espejo y sonríe.
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