Es sábado de verano, y como es costumbre en la casa de Martina a esa hora de la tarde el té está casi listo en la mesa, esperando a que lleguen sus amigas.
Ester ha preparado bocaditos de roquefort nuez y pepino, otros de jamón y pimiento, tostadas, manteca y jalea; sin faltar las masas que desde temprano fue a buscar a la confitería del barrio.
Martina mira una vez más la mesa para asegurarse de que todo esté como a ella le gusta.
Por la mañana Ester planchó el mantel de lino sobre donde ahora están las tazas de porcelana blanca, en la bandeja, junto a la tetera, la azucarera y la lecherita , los platos con los bocaditos graciosamente arreglados, un delicado y simple centro floral que la misma Martina se encargó de arreglar con flores del jardín. Solo falta que lleguen sus amigas.
Martina aprieta el botón de la casettera y en la sala Crosby Still and Nash, canta
" Marrakesh Express" mientras bailotea divertida alrededor de la mesa.
La temperatura es perfecta a esa hora de la tarde, las cortinas de voille se mueven suavemente con la brisa agradable de aquella tarde estival.
Martina mira por las puertas de vidrio que dan al jardín de rosas, los pinos y al fondo la pileta que aun resplandece con el ultimo sol de la tarde. Aquel panorama la hace sentirse feliz.
Ester, por favor cierra las cortinas del recibidor, no quiero que esa vieja vecina, esté mirando por la ventana a la hora que lleguen las muchachas. No se qué le pasa a esa pobre señora, cada vez que paso por allí y la cortina esta abierta, se me queda mirando con cara de sorpresa, prefiero tener la cortina siempre cerrada para no verla espiando. Me da pena aquella pobre anciana.
Al rato llegan las amigas como en bandada, hablando sin parar, entendiéndose aunque hablen todas juntas de cosas diferentes.
¿ Y los chicos Martina?
Ya sabes como son los chicos. Vero y Julián han estado casi todo el día en la pileta hasta hace un ratito, antes de preparar el té que los mandé a cambiarse al cuarto. Si hasta tenían los labios morados de frío. Ahora deben estar mirando la tele.
¿Y las vacaciones? ¿A donde irán este año ?
Tenemos planeado ir a la sierra, a la casa que rentamos con mi prima Matty, allí lo pasamos tan bien, los chicos disfrutan tanto de sus primos, el río y las cabalgatas a caballo.
¡ Manuel ! amor, que bueno que saliste temprano del negocio.
Sentate aquí a mi lado que te sirvo una tacita de té.
Ester, Ester, una tacita de té para el señor que recién llega de trabajar.
¿ Cómo ha estado todo hoy ?
Muy bien Martina, ya sabes, los sábados es el día que más clientes tenemos y que más ventas hay.
Y ustedes muchachas, ¿ cómo han estado? A ver que domingo nos reunimos con sus maridos y los chicos acá en casa para comernos un buen asadito.
¡ Si! antes que termine el verano contestan a coro las amigas entusiasmadas.
Así entre charla y charla, risa y risa se va apagando la amena tarde. Y así como llegaron las amigas, más tarde se van.
Suena el teléfono.
Ester atiende.
Hola, ¿Vero? ¿cómo estás?
Bien, bien, y mamá ¿qué hace?
Pues ya sabes, como siempre. Ahora la deje dormidita en su cama.
Contame, ¿Qué hizo hoy?
Y vos sabes... hoy por que es sábado, serví el té en el comedor . Tres tazas más la de ella, cuatro.
Toda la tarde hablando, comiendo y riendo solita, si hasta me hizo servir otra taza para tu papá, Manuel.
¡Qué cosa Ester ! te imaginas si ya hace quince años que él murió y vendimos la casa grande de nuestra infancia.
Y tu hermano Julián, ¿no iba a venir a visitarnos prontito?
Mira no se con eso de la beca, hasta enero no regresa de Europa.
Y el espejo del pasillo de entrada, lo seguís tapando con una sábana?
¡Claro, Vero! ese espejo como todos los de la casa, si cada vez que se ve reflejada protesta por que una vecina anciana la espía.
Ester ha preparado bocaditos de roquefort nuez y pepino, otros de jamón y pimiento, tostadas, manteca y jalea; sin faltar las masas que desde temprano fue a buscar a la confitería del barrio.
Martina mira una vez más la mesa para asegurarse de que todo esté como a ella le gusta.
Por la mañana Ester planchó el mantel de lino sobre donde ahora están las tazas de porcelana blanca, en la bandeja, junto a la tetera, la azucarera y la lecherita , los platos con los bocaditos graciosamente arreglados, un delicado y simple centro floral que la misma Martina se encargó de arreglar con flores del jardín. Solo falta que lleguen sus amigas.
Martina aprieta el botón de la casettera y en la sala Crosby Still and Nash, canta
" Marrakesh Express" mientras bailotea divertida alrededor de la mesa.
La temperatura es perfecta a esa hora de la tarde, las cortinas de voille se mueven suavemente con la brisa agradable de aquella tarde estival.
Martina mira por las puertas de vidrio que dan al jardín de rosas, los pinos y al fondo la pileta que aun resplandece con el ultimo sol de la tarde. Aquel panorama la hace sentirse feliz.
Ester, por favor cierra las cortinas del recibidor, no quiero que esa vieja vecina, esté mirando por la ventana a la hora que lleguen las muchachas. No se qué le pasa a esa pobre señora, cada vez que paso por allí y la cortina esta abierta, se me queda mirando con cara de sorpresa, prefiero tener la cortina siempre cerrada para no verla espiando. Me da pena aquella pobre anciana.
Al rato llegan las amigas como en bandada, hablando sin parar, entendiéndose aunque hablen todas juntas de cosas diferentes.
¿ Y los chicos Martina?
Ya sabes como son los chicos. Vero y Julián han estado casi todo el día en la pileta hasta hace un ratito, antes de preparar el té que los mandé a cambiarse al cuarto. Si hasta tenían los labios morados de frío. Ahora deben estar mirando la tele.
¿Y las vacaciones? ¿A donde irán este año ?
Tenemos planeado ir a la sierra, a la casa que rentamos con mi prima Matty, allí lo pasamos tan bien, los chicos disfrutan tanto de sus primos, el río y las cabalgatas a caballo.
¡ Manuel ! amor, que bueno que saliste temprano del negocio.
Sentate aquí a mi lado que te sirvo una tacita de té.
Ester, Ester, una tacita de té para el señor que recién llega de trabajar.
¿ Cómo ha estado todo hoy ?
Muy bien Martina, ya sabes, los sábados es el día que más clientes tenemos y que más ventas hay.
Y ustedes muchachas, ¿ cómo han estado? A ver que domingo nos reunimos con sus maridos y los chicos acá en casa para comernos un buen asadito.
¡ Si! antes que termine el verano contestan a coro las amigas entusiasmadas.
Así entre charla y charla, risa y risa se va apagando la amena tarde. Y así como llegaron las amigas, más tarde se van.
Suena el teléfono.
Ester atiende.
Hola, ¿Vero? ¿cómo estás?
Bien, bien, y mamá ¿qué hace?
Pues ya sabes, como siempre. Ahora la deje dormidita en su cama.
Contame, ¿Qué hizo hoy?
Y vos sabes... hoy por que es sábado, serví el té en el comedor . Tres tazas más la de ella, cuatro.
Toda la tarde hablando, comiendo y riendo solita, si hasta me hizo servir otra taza para tu papá, Manuel.
¡Qué cosa Ester ! te imaginas si ya hace quince años que él murió y vendimos la casa grande de nuestra infancia.
Y tu hermano Julián, ¿no iba a venir a visitarnos prontito?
Mira no se con eso de la beca, hasta enero no regresa de Europa.
Y el espejo del pasillo de entrada, lo seguís tapando con una sábana?
¡Claro, Vero! ese espejo como todos los de la casa, si cada vez que se ve reflejada protesta por que una vecina anciana la espía.
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