El poeta enamorado
El poeta dio un paso adelante, en la plataforma de madera que circundaba la casa. Justo aquella parte faltante de la barandilla gris.
Sin mayores aspavientos quedo colgado así como lo había pensado tantas veces, con la lengua afuera y un hilillo de saliva que se le escapaba por el costado de la boca.
Del sauce llorón junto a la casa pendia su cuerpo con la fresca brisa que la mañana traía del arroyo. Luces y sombras arrullaban su rostro barbado de dos días. La camisa blanca se dejaba ver por entre los agujeros de su gastado y manchado suéter de lana gris.
Tantas veces le escribió sin saber que aquel paso era lo único que lo separaba de ella, la muerte.
Adentro, el mate quedo sobre la mesa junto a la pava con el agua aun tibia y un último poema en su cuaderno escrito con un lápiz despuntado a fuerza de un cuchillo filoso.
Tantos amores falsamente vividos, tantas palabras llenas de emoción pero vacías de vivencias; quedaron suspendidas en los renglones de aquel cuaderno gastado.
Suspiros y mas suspiros, así había sido la vida del poeta mirando pasar la vida como tras la ventanilla de un tren sin estaciones.
Siempre describiendo situaciones observadas tras la mesa de un café.
Cosas que otros vivían, palabras que otros decían, besos que otros se daban en la oscuridad de un callejón solitario. Los otros eran siempre los protagonistas mas nunca el.
El poeta tenia los pies gastados de tanto andar por calles llenas de gente y el corazón pesado a fuerza de la excesiva soledad.
La muerte, vestida de mujer, extendió una mano y llamo al poeta por su nombre. Este la asió fuertemente, dando un paso adelante en la plataforma de madera. La tomo por la cintura, diciéndole: “amor mío, ¡ por fin has llegado!¡ tanto que te he esperado!” . Luego la beso lentamente y sin prisa la tomo por el hombro.
Ambos se alejaron por el sendero arbolado hasta desvanecerse entre la maleza que lleva al río.
1 comentario:
Muy bueno, Adri. Cortito y deja un sabor, algo medio inexplicable adentro.
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