"Hasta algún lugar o reviento" era una frase que alguien dijo alguna vez en el campamento scout Bariloche 76'. Esta frase siempre me acompaño haciéndoseme muy propicia ahora. El día que no llegue a ningún lugar tal vez reviente..... El viaje empieza no el momento en que uno toma un transporte, si no en el momento en que a uno se le ocurre transportarse. Se va experimentando el viaje con la ráfaga de viento que te pega en la cara, con el sudor que te moja la frente, con el calor del camino, con el sol que te encandila, con la belleza que te sorprende, con la risa, la charla y la calidez de los que te acompañan, con el olor y el sabor de los lugares que vas visitando. El viaje continúa y se siguen descubriendo cosas nuevas cada vez que recordamos los paisajes, las experiencias y la gente que nos acompaño. Las fotos ayudan a refrescar las memorias El viaje termina cuando ya no recuerdas donde estuviste, que hiciste, quienes te acompañaron, donde un lugar es tan solo un lugar en un mapa lleno de polvo. Entonces continuemos viajando.....hasta algún lugar o revientooooooooooooooooooo. Sábado, Agosto 7 Cargamos el RV entre la noche del viernes y el sábado por la mañana. Comestibles, bebidas, abrigo, objetos personales... Siempre hay algo que se olvida pero te das cuenta cuando lo vas a buscar y no está. Siempre después, porque no antes? Salimos de casa alrededor de las 8 de la mañana. 210 E. Charla que te charla.... había tanto para charlar con casi un año sin verle la cara a Guille y Jorge. De a ratos, dejando la charla a un lado mirábamos por la ventana viendo como el paisaje se iba modificando. El desierto...es así...los Joshua trees, y la vegetación seca y crocante, achaparrada contra el suelo también seco, los colores de las montanas a lo lejos, Las planicies blancas de las salinas en donde hace millones de años atrás estuvo el mar. El aire caliente y ruidoso entrando impertinentemente por las ventanas. En el medio de la nada, como parte de un espejismo vislumbramos Las Vegas siendo alrededor de las dos de la tarde. Salimos del Freeway para pasar por el Strip y ver los hoteles. Mucho calor y mucha gente por la calle. En el stop de un semáforo vimos a un tipo vestido como de la guerra de las galaxias poniéndose casco y doble guante negro. Hicimos todo tipo de conjeturas pensando que tendría aire acondicionado dentro del traje para aguantar tanto calor. Aixa necesitaba mandar un e-mail muy importante por algo de su trabajo y su computadora no andaba bien, así que estuvimos parados un largo rato hasta que logro mandarlo luego de varios intentos. Seguimos rumbo al Nor – Este. Guille y Jorge se iba comunicando con Andrés por internet quien les dijo que camino adelante, ya en Arizona pasaríamos por el costado de cañones y paisajes erosionados. No se equivoco la vista se fue volviendo mas y mas interesante. Entrando en Utah la temperatura fue bajando. Llovía de a ratos pero a la vez salía el sol. Creando un arcoíris inmenso y perfecto que cruzaba el cielo, de lado a lado como un inmenso puente estelar. Solo faltaba ver a Dorothy, del mago de Oz caminar por arriba, claro que no estábamos en Kansas si no que en Utah. La panorámica se tornaba más suave y ondulada. Pueblitos, uno tras otro dedicados a la agricultura. Simples e iguales, las típicas cúpulas blancas de las iglesias mormonas dejaban verse por todos lados. Entrada la noche paramos en una gran gasolinera con muchos camiones estacionados. La gasolinera estaba muy iluminada y por los altoparlantes sonaba música de los años 80’. La música no cesó en toda la noche. Estábamos tan cansados que creo nadie se dio cuenta. Domingo, Agosto 8 Desayunamos y salimos tempranito, atravesando lo que faltaba de Utah, continuando por Idaho (el estado de la papa) paisajes muy similares a los del día anterior, armoniosos y tranquilos. Para después del mediodía ya estábamos en Wyoming camino al Gran Teton National Park. Subíamos en altura, para lo cual la vegetación iba cambiando radicalmente. Pinos pequeños bordeaban el camino. Un rio rocoso de aguas rápidas a nuestro costado izquierdo o derecho según diera vuelta el camino haciéndose ancho o angostito, cortándose y abriéndose en más de uno por tramos, pequeñas cataratas que formaban las rocas. La espuma blanca del agua y el caudal verde del rio. Estos paisajes hacían recordar a Jorge y Guille paisajes similares junto al rio Limay camino a Bariloche. Paredes montañosas a ambos lados, muchos RV's que iban y venían por el mismo camino. Nos llamaba la atención la cantidad de troncos de pinos pelados o caídos casi tantos como los pequeños pinitos verdes que iban creciendo a la par. Tal vez resultado de un gran incendio…. No sabíamos que pensar. Una vez entrados al Teton National Park, no demoramos mucho en llegar al camping. Guille y yo nos quedamos haciendo los pierogies en la cocina del RV, (había un hambre!!!!!) los demás salieron en plan de exploración rumbo a un lago que estaba atravesando un bosque a un paso del borde del camino. No demoro mucho en estar la comida lista, así que después de comer en la mesita del camping todos nos fuimos a pasar el resto de la tarde al lago. Guille y Jorge decían que el lugar les recordaba al lago Puelo en el sur Argentino. Como yo nunca estuve en el lago Puelo no lo pude comparar. El lago para sorpresa de todos no era tan frio como pensábamos por lo cual nos bañamos un poquito incluyendo los perros. Si bien el lago se veía gris, el agua era sumamente transparente, llena de piedras. El color del agua del lago creo que cambia según la hora del día, el color del cielo, y las sombras o luces de las montanas que se encuentran a su alrededor. Ejerciendo cierta proyección de color sobre las aguas. En una de esas montanas podía verse un glaciar con la nieve ocupando el hueco del pico. Había poca gente en la orilla pasando la tarde al igual que nosotros, también vimos algunos barquitos practicando ski acuático. Caminamos, descansamos, cerramos nuestros ojos apoyando la cabeza sobre los troncos de la playa Pedrosa (lindo colchón) escuchando el silencio, tratando de recuperarnos de tantas horas de viaje. Por la nochecita estaba que llovía y que no llovía. Felices de estar en el RV nos despreocupamos de pensar que por la noche llovió mucho. Lunes, 9 de Agosto del 2010
Dejamos el Gran Teton de mañanita, rumbo Norte a Yellowstone. No nos llevo mucho tiempo porque un parque está muy cerca del otro. Por el camino paramos en un lugar donde había mucha gente parada mirando "algo" bajamos, cruzamos la ruta dirigiéndonos a donde estaba la gente. Por lo bajo, corría un rio entre piedras y arbustos, allí, escondido entre la maleza había un reno que no se podía ver bien porque parecía querer esconderse de los curiosos turistas. De regreso al RV, Guille se resbaló y se rompió la rodilla en el camino. Jorge la lavo con agua y Jabón. Pasamos por el Visitor Center a averiguar qué lugares podíamos ver y como llegar. En el estacionamiento había un grupo de turistas franceses a la que una guarda parques les estaba dando una charla sobre castores y nutrias. La temperatura empezó a bajar y el cielo a nublarse. Seguimos camino y en un rato más llegamos a "Oldfaithful" donde se encuentra el Geyser más grande de todo el parque, haciendo una predecible erupción alrededor de cada 40 minutos con unos 5 minutos de duración. El estacionamiento era muuuuuuuuuy grande y estaba lleno de autos y una sección para RVS solamente. Demoramos buen rato en poder estacionar. Comenzó a llover pero la cantidad de autos y de gente en los alrededores no mermaba. Nos pusimos camperas, sombreros mas lo que pudimos agarrar para protegernos de la lluvia. Guille y Jorge se cubrieron con un mantel de plástico verde. Aixa, Nahuel y Achu se pusieron camperas, y yo me conseguí una bolsa de compras de Ikea, hecha de plástico grueso color azul royal que me cubría de la cabeza a la cintura. En realidad no sabíamos bien que íbamos a hacer ni que nos encontraríamos en aquel lugar. Caminamos un buen rato por entre los autos estacionados, buscando el lugar a donde teníamos que ir. El lugar estaba rodeado de edificios extensos que parecían ser grandes hoteles, gasolineras, correo, supermercado, pero con mucho espacio entre uno y otro. Se veian varios campos de estacionamiento ubicados por delante, atrás o a los costados de estos edificios que se veían como aislados. También había mucha gente que iba y venía apresurando el paso por la lluvia que parecía importunarnos a todos. Finalmente dimos con el sendero siguiendo la corriente y lo que la orientación nos iba dictando (donde va Vicente es donde va la gente) Una especie de rambla donde es visible el geyser cuando entra en actividad. El lugar era una gran explanada llena de gente con senderos de madera elevados a un pie del suelo. Desde lejos de veían las fumarolas de los diferentes Geysers que se encuentran en ese lugar distribuidos en diferentes puntos del parque. Seguía lloviendo bastante fuerte, pero la lluvia no nos detenía en avanzar por los senderos de madera para ver ese paisaje tan extraño de tierra, piedras y hoyos con agua hirviente saliéndole de las entrañas. La tierra parecía sangrar en colores amarillos mostaza y naranjas, vegetación escasa y esporádica por aquí y por allá, un rio que cruzaba el terreno, pedazos de troncos con minerales cristalizados metidos en alguno de los huecos con agua color turquesa, verde esmeralda, y agua hirviente como caldero de sopa. El olor continuo a huevo duro proveniente de los piletones en ebullición nos abría el apetito, que si bien no era muy agradable, no dejaba de darnos hambre, tal vez por la madrugada, el aire puro y la caminata Ya estando del lado opuesto por donde habíamos entrado, el Geyser entro en erupción a unos 300 pies de distancia desde donde nos encontrábamos. El efecto era como un chorro de vapor inmenso hacia el cielo, con sonido de olla a presión. El vapor elevándose de color blanco nube lo envolvía todo, como una gran pared de niebla. El efecto duro unos minutos hasta que se fue extinguiendo, quedando el vapor saliendo , ya bajito desde el suelo a no más de tres pies de altura Nunca se puede saber con certeza que mas hay por debajo o a los costados por que el vapor continuo no permite que uno vea en totalidad el lugar. La lluvia paro por un rato, lo cual nos permitió seguir avanzando por los senderos de madera, descubriendo a cada paso una nueva curiosidad, una maravilla distinta de la naturaleza. Los pozos de agua turquesa, amarillo, naranja, gris, y verdes continuaron, a lo largo del circuito. No había dos piletones iguales, unos tenían agua hirviendo, otros apenas burbujas que les salían, estimando que serian gases subterráneos que de esa manera salían a la superficie, otros agua en furiosa ebullición. Los tamaños también iban variando de ser pequeños agujeros a ser grandes extensiones de agua, donde tratábamos de ver el fondo avanzando por el sendero sin lograr ver el fondo por más transparente que el agua fuese. Cierta especie de túnel que se oscurecía y desaparecía en el fondo o por algún lado. Este lugar llamado Old Faithfull contiene la mayor concentración de Geysers y piletas de aguas termales existentes en el planeta. El paisaje es lo que uno imagina como lucia la tierra hace miles de años atrás. En cualquier momento imaginábamos ver aparecer por el horizonte un hombre pre-histórico con un palote en la mano o a un mammoth levantando la cabeza con sus grandes colmillos. El sendero resulto ser un circuito de casi dos horas de caminata. La última media hora nos llevo por un camino de ripio recto, donde nos castigo una intensa lluvia que no cesaba (a nosotros y miles de turistas mas). Decidimos caminar por el sendero a como diera lugar ya que no había lugar donde guarecerse. La temperatura había bajado bastante. Yo me puse la bolsa azul por encima del cuerpo y sin ver más que el piso camine lo más rápido que pude, guiándome por los pies del turista que caminaba adelante mío, con la vista fija al camino de piedritas grises (la bolsa que llevaba por encima no me dejaba ver otra cosa) Para que la bolsa no se me volara del cuerpo, me la iba sosteniendo como podía con las manos que ya me dolían por el frio. El agua se me metía por la manga de la campera hasta el codo y los pantalones los tenia empapados desde el muslo hasta la punta de los pies No veía nada ya que la bolsa me tapaba toda la visión del costado. Pare en un lugar para ver otro geyser que casualmente entraba en erupción en ese segundo. Este geyser tenía minerales solidificados alrededor creando como chimeneas en forma de pequeños volcanes. A esta altura ya había perdido de vista a toda la familia, cada uno se había ido por su lado a su propio ritmo para salvarse de la tormenta. Me re-encontré con Guillermina, con la cual regresamos a donde estaba estacionado el RV. Nos perdimos era tan inmenso el lugar y tantos los RV !!!! Todos parecían iguales, y no dábamos con el lugar. Con frio, con hambre, cansadas, y con bronca de habernos perdido, nos sentíamos tontas. Finalmente nos encontró Jorge que supuso lo que nos estaba pasando. Después supimos que no fuimos las únicas en perdernos, Aixa también se perdió y estuvo un buen rato para dar con el lugar. Nos cambiamos. Todos estábamos recontra mojados. En un ratito el Rv quedo lleno de perchas con pantalones, camperas y calcetines empapados y colgados de todo lugar posible donde se pudiera colgar algo. Hicimos una sopa de brócoli calentita que comimos con muchas ganas. Ya repuestos y sin lluvia seguimos camino a “The Grand Prismatic Spring” el pileton mas grande en USA y tercero en el mundo. Lo primero que vimos al llegar al estacionamiento fue un coyote sentado a un costado de la entrada mirando suplicante a los turistas, así como un mendigo rogando por un pedazo de pan. La gente se le acercaba para sacarle fotos y el muy tranquilo sin inmutarse seguía en el mismo lugar sin moverse. Para ver este geyser seguimos por un sendero que cruzaba un rio muy caudaloso y encajonado allí abajo, de los costados ascendentes salían vertientes de agua humeante sobre piedras tenidas de colores irreales en diferentes y varias direcciones que desembocaban en las ciertamente frías aguas del rio. El agua humeante venia de un pileton que intuíamos era grande porque a ciencia cierta el vapor del agua no nos lo dejaba ver en su totalidad. Solamente era visible un pedacito del borde color turquesa según lo moviera el aire poco más o poco menos. El vapor creaba una pared muy alta que de a ratos no nos dejaba ni vernos a una corta distancia aun estando sobre el sendero. Siguiendo por el mismo camino que en definitiva era un circuito redondo encontramos el llamado “Grand Prismatic Spring” que igual al anterior se hacía difícil por no decir imposible verlo en totalidad por el humeante vapor blanco que desprendía. Podíamos ver con claridad el borde de alucinantes colores naranjas y amarillos producto de los microorganismos que viven allí. Casi adivinando el color turquesa y azul cobalto que el lugar atesora en su centro. En realidad mirando las postales o los libros, que lo muestran desde una vista aérea, es donde nos dimos cuenta la magnitud esplendida de aquel mágico lugar. Habiendo dado una vuelta al circuito, regresamos una vez más, ya con las ultimas luces de la tarde. En la pared de vapor se proyectaba nuestra sombra creando una tenebrosa imagen que se alejaba o se acercaba según las corrientes del aire, reflejando nuestra silueta en las mismas. El juego de luces de los últimos rayos del día en el vapor, en el cielo, en el bosque divisándose en el horizonte creaba un paisaje y una sensación única difícil de describir o reproducir en cualquier otra circunstancia. La vuelta al RV park donde pasamos aquella noche fue muy larga y ya a oscuras. Apenas llegamos al lugar que nos correspondía nos bajamos, tan solo para ir al baño. La noche estaba helada y aun nos duraba la sensación de frio y lluvia que habíamos experimentado más temprano. Estábamos muy cansados y nos queríamos ir a dormir para salir tempranito, Martes, 10 de Agosto del 2010
Salimos de aquel camping atestado de RVS uno al lado del otro
Achu arranco sin darnos tiempo siquiera a despertarnos. Todos aun en la cama y durmiendo....
Paramos en el estacionamiento del Faithful geyser.
Nos reíamos de Guillermina que se sentía transportada como en una "ambulancia" ya que "te llevan dentro de la cama por todos lados".
Allí había un supermercado, así que Achu se encargo de comprar el pan y hacernos "french toasts" mientras todos nos vestíamos e íbamos al baño.
Una vez listos, tomamos un camino angosto de una mano que iba paralelo a un rio.
Llegamos a un balneario. Varios aprovecharon para ir al baño, o ir a tocar el rio donde nadaban algunos chicos. Allí justo el agua estaba muy fría así que decidimos no quedarnos. Después nos enteramos que allí cerquita (nunca supimos donde) el agua se juntaba con aguas termales, creando un "jacuzzi" natural.
Tomamos la ruta nuevamente, continuamente atravesábamos lugares donde veíamos fumarolas saliendo del terreno. Decidimos parar en una gran pradera, viendo búfalos a varias cuadras de donde estábamos, así como el vapor saliendo de la tierra.
Caminamos a campo abierto, observando los búfalos y patos con los
prismáticos. Luego seguimos un hilo de aguas termales que corrían irregularmente por el terreno teniéndolo de amarillos y naranjas. Guille y Achu metieron los pies en el agua, que estaba tan caliente que no se soportaba. En el barro podían verse las huellas de las patas de los búfalos.
Seguimos la ruta de los hilos de agua que continuaba del otro lado de la carretera, para ver la procedencia de la misma. Un gran estanque de agua turquesa hirviente, y mas allá otro y mas allá otro mas... Todo seguía sorprendiéndonos a cada paso.
Jennifer y el Búfalo
Otra vez en la ruta.... Nos para el tráfico y camionetas de los guarda parques.
Vemos autos estacionados al costado de la carretera. Descubrimos búfalos nuevamente, esta vez no en la distancia si no al costado del camino o en el camino mismo cientos de ellos ocupan toda la pradera.
Paramos para verlos. Están en su época de apareamiento.
Ellos... con sus cabezas inmensas, saliéndoles la baba de sus bocotas, y ese pelo sucio de tierra a consecuencia de las revolcadas en el barro y su propia bosta. Las moscas y los sancudos revoloteándoles alrededor.
Ellos, susurrantes detrás de las hembras que aunque más pequeñas, tienen ese mismo aspecto desprolijo y sucio. Muy tranquilas ellas pastando y ellos con fieros gruñidos a su costado.
Pensábamos que el búfalo macho, le susurraría a ella, la búfala Jennifer
cositas dulces al oído, así como "que guapa que estas hoy, mi cielo, con esa babita cayéndosete del hocico" o "que bien que hueles hoy mi vida con ese olor a huevo duro de geyser recién erupcionado, no quieres ir a dar una vuelta al costado de un pileton de barro para que las moscas se nos espanten?"
Siguiendo al Norte, pasamos el pueblito de Mammoth con sus casas originales de entre 1890 a 1913.
Guille decía que le hacía acordar a la película "Trumman Show" porque todo parecía perfecto (yo no la vi, ahora tengo la curiosidad de verla)
Fuimos al Visitor Center que se encontraba en uno de los edificios originales, de dos plantas perfectamente restaurado, funcionando para dar información al visitante así como habilitado con varias exhibiciones de objetos históricos y animales embalsamados.
Allí nos dijeron que avanzando unas pocas millas por la misma carretera
encontraríamos un rio con aguas termales.
Así lo hicimos encontrando un rio paralelo a la carretera con un lugar donde veíamos había mucha gente. Dejamos el RV (Achu quería que me quedara a hacer burritos) a un costado del camino y caminamos lo andado como una milla hacia atrás.
Era un camino paralelo al rio Yellowstone, caudaloso pero no profundo con muchas piedras y agua cristalina. Caminando dimos con la entrada de donde se encontraba la gente dentro del rio.
Cauces de agua caliente caían del margen
izquierdo provenientes de vertientes hirvientes que salían de la tierra
mezclándose con las tempestivas aguas del rio.
El rio, naturalmente frio y el agua extremadamente caliente hacían una
combinación perfecta. Una sensación tipo “paraíso terrenal” nunca antes experimentada.
De a ratos nos casi quemábamos con el agua que venía de un lado, pero
inmediatamente moviéndonos más hacia la correntada, el agua se tornaba tibia y hasta fría. Sentados en las rocas, el agua nos llegaba al cuello y teníamos que hacer un esfuerzo físico para que el caudal no nos llevase ya que si bien no había profundidad, la velocidad del agua era muy fuerte.
El resto de la gente que allí se encontraba hacia lo mismo que nosotros, en apariencia "nada" pero en el fondo luchando por permanecer sentados en la misma roca, tratando de que la correntada no los llevara.
Salir estuvo difícil. Había que hacerlo por el mismo lugar por donde habíamos entrado (las otras márgenes eran imposibles, no te podías ni acercar por la alta temperatura del agua).
La gente, sentada en las rocas, apenas se movía para dejarte pasar y te daba miedo el caerte y golpearte contra las piedras con el agua empujándote por todos lados.
Saliendo de allí regresamos a Mammoth, el pueblito, donde estacionamos el RV al borde de un parque, con un antiguo barrio residencial a nuestras espaldas.
Mientras Achu hacia los burritos fuimos a caminar por este lugar agradable y solitario.
En el parque había ciertas vallas que enmarcaban "huecos" que estaban en el suelo, yo diría derrumbes creados por el mismo tipo de terreno volcánico. Lo que te daba
a pensar que el terreno se puede hundir en cualquier lado o en cualquier momento.
Al caminar por las viviendas una al lado de la otra y todas de igual fachada nos cuestionábamos donde estarían sus habitantes, ya que no veíamos a nadie, con excepción de un par de casas donde se veían signos de que alguien las habitaba. Pensamos que los que Vivian allí eran empleados temporales del gobierno, como guarda parques, bomberos y militares. No olvidemos que ese agradable lugar en verano ha de volverse un lugar casi inhabitable por lo gélido en el invierno.
También había muchos excrementos de animales grandes por los diferentes jardines y parques (al otro día vimos a quien pertenecían)
Después de comer ya casi con los últimos rayos de luz, nos fuimos al otro lado del pueblito de donde veíamos salir las típicas fumarolas de los geysers.
Allí nos encontramos con el” Mammoth Hot Spring,” otro gran circuito para recorrer en varias horas. Vimos lo que se podía ver en un ratito, lo cual, para no ser excepción, nos maravillo por que ciertamente eran paisajes poco habituales. Formaciones extrañas por cortas secciones daban la sensación de estar frente a un set de escenografía al aire libre.
Formas en terrazas redondeadas, cubiertas de lo que parecía ser nieve (por lo blanco) pero en realidad eran minerales y sedimentaciones (travertine, una mezcla de calcio y bicarbonato). Lo blanco contrastaba con el marrón rojizo de otro tipo de sedimentación, con piletones de agua humeante, troncos de árboles secos parados por acá o por allá, en fin como todo nada dejaba de sorprendernos en aquel extraño territorio.
Saliendo de allí, algunos de fueron a bañar al hotel del pueblo, y nosotras
fuimos a recorrer el único almacén/ negocio del pueblo, muy lindo y agradable, donde una chica hispano parlante, empleada del lugar nos pregunto de donde éramos y charlamos un ratito.
Nos sorprendió el hecho de que las prendas que allí vendían, para ser un lugar muy turístico y en cierta manera medio pituco, eran muy accesibles.
Para pasar la noche no quisimos manejar gran cantidad de millas hasta el camping de la noche anterior así que vimos de quedarnos cerca de allí.
Lo cual fue imposible porque no había lugar.
Así que llegamos al primer pueblito llamado Livingston. Pegado a la entrada Norte del parque que estaba muy cerca de allí. Era algo tarde y las calles estaban desiertas.
Paramos el RV al costado de un puente para pasar allí la noche.
Miércoles 11 de Agosto del 2010
Achu arranco a las 6 de la mañana con todos durmiendo adentro (la ambulancia colectiva). Creo no encontraba el ticket de entrada al parque que debía de estar en su billetera. Luego de argumentar un rato, Aixa lo encontró. Llegamos a Mammoth para desayunar y de allí hacer la visita al Mammoth Hot Spring. Recorrimos el lugar como en tres horas. Era un circuito que iba subiendo por la montana tomando perspectivas de paisajes diferentes, formas, colores, aguas, vapores, piedras, emanaciones, piletones de aguas turquesas o naranjas, grises y blancos, precipicios con estalactitas y estalagmitas vegetación achaparrada con el fondo del azul turquesa del cielo y las montanas boscosas al fondo. Cada sector tomaba un paisaje y denominación diferente, así como si fuera una escenografía preparada de antemano, Canary Spring, Minerva Terrace, por nombrar alguno de a estos lugares. La naturaleza está viva y es muy caprichosa en este sector, nos explicaba una guardabosques. Estos cambios se producen en pocos años al revés de lo que uno está acostumbrado en términos generales de la geología que los cambios se dan en millones de años. Un buen día decide no emanar más agua aquí y lo que antes era un pileton, se convierte en piedra o barro seco, y donde antes no había nada, emana una nueva fumarola o un caudal de agua y el lugar se transforma en muy poco tiempo por completo. Así se veían formaciones misteriosas, que te hacían recordar a un pastel recargado de crema chantilly cayéndole generosamente por encima. Así como otros parecían paisajes propios de una película de ciencia ficción, sórdidos e intimidantes, entre los colores, las formas y los elementos. Al terminar de recorrer este lugar quisimos regresar a Livingston, el pueblito donde pasamos la noche anterior que estaba muy cerca de allí, pero al salir de Mammoth había gran revuelo debido a todas las familias de "elks" que habían decidido ir a tomar el sol en los jardines a la salida del pueblo, protegidos por los guardabosques que trataban de mantener distancia entre los animales y los turistas que sacaban fotos a diestra y siniestra. Así nos dimos cuenta de donde venia todo "el popo" que vimos el día anterior al lado de las residencias frente al parque. Este ha de ser el recorrido habitual de estos animales y los jardines del pueblo parte de su camino cotidiano como manada. Visitamos Livingston, histórico pueblito con pequeños negocios, cafeterías y hoteles. Todo muy simple y agradable. Nos sacamos fotos frente al arco de Roosevelt, arco de piedra construido en la entrada Norte al parque a principios de los 1900'. Nos llamaba la atención la cantidad de “rudos motociclistas” que había por todos lados (no perdí la oportunidad de fotografiarlo a Jorge con un par de ellos como fondo en este arco) Con sus motos ruidosas y aparatosas, llenos de tatuajes, ropa de cuero negro y tachas, botas y badanas al estilo de película “easy rider” con Peter Fonda. Después me entere que en esos días había una convención nacional de ellos en algún lugar cercano. Es por eso que vimos tantos. “Dios los cría y ellos se juntan”. Sobre la marcha y viendo que era posible quisimos hacer un tour de “rafting” sobre el rio Yellowstone. Siempre quisimos hacer un recorrido así como familia, pero por una razón u otra (precio, poco tiempo, temperatura o edad de los chicos) nunca tuvimos la oportunidad. Acá se dieron todas las condiciones para poder hacerlo. Nos dieron todo el equipo pertinente: casco, salvavidas, botas de goma, y campera. Nos llevaron en un bus escolar hasta la playa de despegue y después de una breve instrucción y repartir remos, entre todos pusimos la balsa en el rio y nos subimos. Andrew, el instructor, nos daba la vos de “go forward” o “stop”. Indicándonos que hacer en cada caso según la velocidad que tomase la balsa, condiciones de la correntada o las piedras que se venían al frente. Fue muy divertido, nos mojamos, nos reímos, vimos águilas, y sus nidos, mientras Andrew nos contaba la historia del lugar y todo lo que íbamos viendo así como una u otra leyenda del lugar. Pasamos por partes del rio donde emanaba agua caliente de los costados, así como las aguas termales del rio donde habíamos estado el día anterior. En otro momento nos dijo que si queríamos tirarnos al rio lo podíamos hacer. Yo fui la única que se quedo arriba, y no me arrepentí, parece que el agua estaba bastante fría. El paseo duro más de dos horas recorriendo como 8 millas por el rio. Al final nos esperaba el mismo bus escolar que nos llevo de vuelta al mismo lugar de donde habíamos partido. Teníamos que comenzar nuestro retorno al sur. Era la hora de la cena y paramos al lado de un rio con un puentecito, mesa y bancos. Parecía una típica imagen de calendario, apacible y placentera. La tarde estaba sumamente agradable. Achu cocino unos tallarines, tan buenos que no quedo nada. Manejamos parando ya con los últimos rayos de luz para ver la panorámica de una espectacular catarata. Ya entrada la noche, por la ruta contamos historias misteriosas y fantásticas, así como anécdotas familiares. Llegamos a pasar la noche al populoso RV park. Jueves, 12 de Agosto del 2010
Desayunamos en el mismo lugar. Luego mientras Aixa descargaba las aguas negras del RV dimos una pequeña caminata a la marina del lago que estaba a pasos de allí.
Muchas embarcaciones pequeñas propias de lago estaban amarradas en los muelles. En una lancha subían turistas para dar la vuelta al lago.
Era hora de ver la prometida catarata… así que retomamos la carretera hasta llegar al lugar donde el recorrido nos llevaba a verla desde diferentes puntos. Un circuito de unas dos millas por el bosque bordeando el cañón por donde pasaba el rio encajonado a varios pies bajo el precipicio de piedra abrupta. Nos permitía ver la catarata desde diferentes puntos,
de mas arriba, con vapor, de más lejos, de costado, etc.
La panorámica se iba transformando a medida que caminábamos por el sendero. El paisaje se tornaba sonado, salido de un cuadro de sala de espera de un consultorio médico. Esos paisajes que son demasiado perfectos para pensar que son reales.
Pero este lo era, aunque fuera por ese momento.
En un momento veíamos la catarata al fondo de color blanco espumoso, aunque resaltaba el verde en ciertas partes, con una estela fulgurante de vapor que se levantaba a un costado, las paredes de piedra gris de la montana, el rio encañonado que corría por allí abajo, bosques de pino, con el aroma de la resina fresca y los precipicios de roca que te creaban el típico vértigo en el estomago y las piernas cuando lo sentíamos muy cerca. La caminata llevo más de una hora. Los prismáticos nos ayudaban a poder apreciar los detalles del lugar con más nitidez.
Saliendo de allí seguimos parando en todos los lugares posibles del camino para mirar más geysers. Esta vez vimos mas geysers de barro.
Lodo blanco o marrón que daban la sensación de guisados de brujas, con esas burbujotas saliendo desde adentro, salpicando en todas direcciones. Otro sendero nos llevo a una cueva con una entrada de piedra grande todo oscuro en su interior. Un rugido muy fuerte salía de las entrañas
de la cueva, despidiendo a cada momento una fumarola con un olor pestilente. La cueva llamada algo en relación al diablo (no me acuerdo) era
totalmente siniestra y no me parece raro el pensar que en otros siglos los
nativos del lugar pudieran pensar que el mismísimo diablo, vociferante y enojado estuviera escondido en los confines de aquella cueva.
Cruzando la ruta había otro par de piletones inmensos con mas barro humeante, uno de los cuales al ser verde me hacia recordar a una gran olla de sopa de arvejas.
Termino nuestro recorrido en el lago Yellowstone. Este lago tiene la peculiaridad de estar ubicado a más altura sobre el nivel del mar que cualquier otro en los Estados Unidos.
Pegadito al lago vimos grandes piletones de gran profundidad con aguas verde turquesa o esmeralda como el Morning Glory Hot Spring.
Sobre y dentro del lago geysers en aparente actividad.
Más adentro, sobre tierra firme más geysers y piletones tanto de aguas cristalinas como de lodo en ebullición.
De allí fueron horas y horas de manejar.
Por la tarde paramos en Jackson, un pueblito sumamente agradable con una cara preparada para el turismo tanto de verano como de invierno ya que en sus alrededores estaba lleno de Ski resorts. Muchas galerías de arte, negocios de regalos y ropa de buen gusto, restaurantes y cafés. Allí pudimos observar a “la gente americana” que muchas veces uno se pregunta: donde esta? Ya que son tantas las etnias y mezclas que es difícil encontrar al típico americano rubio en cantidad y en este lugar estaban “todos juntitos”.
Cerraron la intersección de lo que sería la calle central del pueblo para dar un mini espectáculo de “cowboy malos e indios buenos”
Luego de pasar un par de horas aquí, reiniciamos el camino de la ruta, parando ya tarde en una zona de descanso para hacer la cena, comer y descansar, un rato.
Aixa siguió manejando por casi dos horas más. Y nosotros dándole charla para distraerla.
Pasamos la noche ya en el estado de Utah en un RV Park que dado lo avanzado de la noche no había nadie en la oficina para atendernos, así que llegamos ya listos para irnos a dormir.
Viernes, Agosto 13 del 2010
“Los Santos de los últimos días”
Pudimos bañarnos bien, y desayunar nos esperaban muchas millas hasta el Bryce Canyon.
Nuestro primer destino era Salt Lake City capital del estado de Utah.
Durante el trayecto Guille me hablo de mama y sus difíciles últimos años de vida.
A Salt Lake llegamos casi a ½ día. Una ciudad muy limpia, organizada, pequeña, con un aire de casi “santísima perfección” influencia a caso del profeta Joseph Smith?
No podíamos estar en Salt Lake sin dejar de visitar el “Vaticano Mormón”
Achu con Nahuel nos esperaron afuera por qué no había donde estacionar el mamotreto del RV.
Si afuera todo era perfecto adentro lo era aun más, a un punto de incomodidad.
Jardines muy bonitos con estatuas y fuentes circundaban los edificios.
No se podía visitar el templo principal, ya que este está reservado para los mormones únicamente.
Dos chicas muy amables se nos acercaron para introducirnos a su “maravilloso mundo mormón”. Tratamos de escabullirnos como pudimos, al cabo todo era simplemente curiosidad.
Visitamos el “museo mormón” Tan perfecto y organizado, que no nos decepciono. Explicaba la historia e inicio de los mormones del siglo XIX con lujos de detalles, pantallas a todo color, mobiliarios, maquetas, cuadros, y artículos de uso cotidiano de aquel siglo ilustraban con lujo de detalles el inicio de sus creencias, así como también el paraíso eterno y plastificado que depara a los mormones cuando partan de este planeta.
Por suerte Achu nos esperaba afuera para seguir camino.
Achu manejo, manejo y manejo. Yo creo que estaba muy cansado, por lo que cometió un par de errores en la ruta que terminaron con una “llamada de atención “del sheriff que nos paro a un costado, sin ninguna consecuencia.
Ya eran pasadas las 5 de la tarde cuando llegamos. Lo primero fue encontrar el camping donde pasar la noche. Lo cual fue fácil, con la conveniencia de que estábamos sumamente cerca de “Sunset View Point” Desde el camping, caminando, cruzando la ruta y un poquito de bosque llegábamos al borde de una panorámica increíble.
Roca de color anaranjado, erosionada por millones de años de lluvia, hielo, vientos, ríos, creaba este canyon encantado donde descubríamos formas, de Vírgenes, animales colosales, duendes, etc., etc. Así como un cielo lleno de nubes con voluptuosas formas que cambiaban a cada momento. La diferencia es que en la roca las formas permanecen, lo que las cambia es la luz según la hora del día. El juego de luces y sombras juega un papel definitivo en las figuras que se van descubriendo.
Recorrimos un poquito del lugar, encontrando senderos por donde poder bajar, decidiendo dejar esos senderos para la próxima mañana debido a que serian varias horas de caminata. No nos daban los ojos ni nos ganaba el cansancio para seguir en aquel mágico lugar hasta aprovechar la última gota de luz del sol que caía en la última piedra color calabaza.
Regresamos al campamento, preparamos burritos asados en el fuego así como marshmallows de postre. La noche estaba fantástica, y el cielo era un mapa de estrellas brillantes.
A cada rato alguien asombrado cantaba una estrella fugaz que atravesaba el cielo con un “la viste ?”
Como la noche no estaba demasiado fría, agarramos nuestras linternas y volvimos caminando hasta el borde de la panorámica del Sunset View Point y aunque no veíamos el paisaje de las rocas fuimos a contemplar el show del cielo abierto, continuando con todas las estrellas fugaces que se dejaban ver por doquier en aquel planetario natural.
Sábado. Agosto 14 del 2010
“Castillos y estatuas de piedra” Aquella mañana nos preparamos para una larga caminata entre las formaciones. Poniendo bastante agua en las mochilas Desde tempranito nos llamo la atención la cantidad de turistas extranjeros que había en el parque, particularmente franceses, italianos algún que otro español. Sin dejar a un lado los ya famosos orientales con sus inseparables cámaras de sacar fotos. El descenso por el cañón fue abrupto, un sendero muy angosto descendiendo en zig zag por un camino en continua sombra. El polvo naranja, que se torna blanquecino y muy fino al contacto con los zapatos. Una oleada continua de gente que sube y baja por el sendero. El eco de las voces dada la acústica natural del lugar crea una especie de anfiteatro natural. Las altas columnas de roca naranja que te van circundando a derecha o a izquierda, contrastan con el azul turquesa del cielo que ves solamente cuando tiras tu cabeza bien atrás, allí por un pequeño espacio que queda entre las paredes de la roca que te rodean. Así como una ciudad de edificios inmensos donde apenas hay un huequito para ver el cielo entre el paralelo creado por las torres. No podía evitar el sentirme en un lugar del medio oriente. Tal vez Jordania. No porque haya estado nunca allí, pero si recordaba la película de Indiana Jones en el templo de Doom. Era fácil poder imaginar al nativo americano camuflajeado en algún rincón de una alta piedra, con su piel pintada de zanahoria, así como la mismísima tierra, entre la luz y la sombra mágica de aquel lugar misterioso. No dejaba de dar el último toque “fantástico” los arboles “Douglas Firs” creciendo en el medio de las literales paredes de columnas de los estrechos senderos, con sus troncos marrón-naranjas, delgados y altos. Altos hasta alcanzar el tope de las columnas jugando con el verde oscuro de sus copas, creando lunares entre lo anaranjado de las piedras. Allí en el sendero, continuábamos descubriendo a cada momento formas esculpidas magistralmente por la madre naturaleza. De lo encerrado de aquel cañón salimos a un espacio más abierto, en busca de un supuesto rio. Alguien nos dijo que el cauce del rio estaba seco en esa época del año, por lo que retornamos por el “Queen Garden” Ya esta vez regresando y ascendiendo por un camino más abierto. El camino seco y agreste agitaba nuestra respiración y nos secaba la garganta, estábamos felices por el agua que llevábamos en las mochilas. Por este camino, observábamos que muchas de las rocas estaban erosionadas creando orificios entre una y otra haciendo un efecto de ventana que dejaba ver otras formaciones posteriores y paralelas. Estos son también llamados “puentes naturales” que en muchos casos causan ilusiones ópticas por qué no se sabe bien que está apoyado arriba de que, o que esta adelante y que es lo que esta atrás. Todo eso dependiendo de la hora del día, las luces y las sombras. También era frecuente ver un cambio en los colores de las rocas. Estas rocas están creadas por la acumulación de sedimentos según las eras. Al ver una línea de otro color entre las rocas podíamos pensar que tal vez esa línea fue un bosque en algún tiempo remoto quedando una raya de color como recuerdo. Otra de las cosas que te vienen a la mente en este lugar es la imagen de cuando uno es chico y hace castillos de arena en la playa, dando el toque final con los dedos y la arena saturada de agua chorreando sobre las cúspides de aquellos imaginarios castillos. Muchas de estas rocas en el transcurso de no mucho tiempo caen y cambian la fisonomía. El agua al meterse entre la roca y al congelarse y expandirse en el invierno crean grietas que parten la piedra. Diría yo que es un paisaje con movimiento y en actividad. “Un paisaje viviente”. Saliendo de allí, regresamos un ratio al campamento, pero patitas pa' que te quiero, al descubrir que había un bus que te llevaba a los diferentes puntos del parque, lo tomamos comenzando por el Visitor Center que te da una idea general del lugar (museo, cine, con explicación de flora y fauna) La próxima parada del bus fue “Bryce Point”, desde donde regresamos en una caminata que nos llevo tres horas, pasando por el Inspiration Point siguiendo un sendero paralelo a la panorámica, partes por bosque, partes cerca de la formaciones, observando águilas, halcones, ardillas y lagartijas. Domingo, Agosto 15 del 2010. “El retorno” Salimos lo más temprano posible rumbo a Zion National Park, otro parque Nacional no muy lejos de allí en relación a lo grande y distante que es todo. Zion está formado por literales y gigantescas paredes de roca que son únicamente apreciadas de abajo hacia arriba. La roca tiene una textura como que si alguien hubiera esculpido “cuadritos” sobre la misma así como una horma de rabioles, o renglones de libros de contabilidad antiguos. La temperatura cambio radicalmente retornando un calor seco y aletargador. El camino estaba en construcción así que debimos esperar en diferentes momentos varios minutos con los motores apagados nuestro turno de pasar entre la hilera de vehículos que como todos, esperábamos nuestro turno de una mano u otra del camino (Solo había una vía posible, siendo el guarda parque el responsable de dar los turnos de pase) Las paredes de roca gris nos circundaban teniendo que mirar muy arriba para poder ver el tope de las montanas. Nos toco pasar por un inmenso túnel a través de la montana. Aproximadamente 3 millas de oscuridad absoluta así como una mina en las entrañas de la tierra. Cada tanto una ventana natural en la pared, dejaba entrar la luz y ver más paredes rocosas en el exterior con un sol encandilador. Descendiendo, llegamos a un área de picnic muy grande donde encontramos lugar para comer con un rio a una cuadra donde todos se fueron a refrescar por que el calor no perdonaba a nadie. Después de comer dimos la vuelta al parque en un bus que lo recorría dando la guía de cada lugar con los nombres de las montanas, los ríos, distancias, actividades, etc. No paramos a recorrer ningún punto por qué no teníamos tiempo, teníamos que seguir camino a casa ese mismo día, además la alta temperatura no daba oportunidad ni ganas de poder caminar mucho. Aixa, Nahuel y los perros se quedaron esperando en el rio así que cuando regresamos de la vuelta por el parque en el bus, nos tiramos otro ratito al rio para continuar luego el retorno vía Las Vegas. El aire que entraba por las ventanillas era muy caliente y seco. Nos llevo más de 3 horas llegar a Las Vegas. Emergida en la nada del desierto, Las Vegas, con sus calles como ríos de gente, luces, pantallas gigantes, magníficos hoteles, ilusión falsa y la temperatura que a pesar de lo avanzado de la tarde seguía sin perdonar. Dejamos a Jorge y Guille registrados en el hotel, luego de ver la habitación y de que Nahuel se tirara a la pileta. Queríamos estar seguros de que todo estuviera bien. A nosotros aun nos faltaban como 6 horas para llegar a LA. Llegamos bien aunque cansados. Aquí valen los dichos;” quien me quita lo bailado” o “sarna con gusto no pica” Hasta una próxima vez que diga: “ hasta algún lugar o reviento”.